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Diversidad funcional (página 2)




Enviado por Katty León Pretel



Partes: 1, 2

Hemos de recordar que la CIF clasifica las
discapacidades como determinados estados de salud que suponen
restricciones al adecuado desenvolvimiento de la persona en un
contexto físico o social dado; y que ese desenvolvimiento
es lo que se define como "funcionalidad". De este modo, al menos
conceptualmente, el modelo de la diversidad funcional asume la
prioridad otorgada por la clasificación internacional a
ese sentido contextual del funcionamiento humano (sentido que
contribuiría a cuestionar la normatividad, impuesta de la
definición de capacidad en un sentido estrictamente
orgánico, bio-político). Pero esa funcionalidad,
reiterémoslo, en última instancia, y pese a esa
"contextualización", va a ser determinada como
estrechamente vinculada, sino directamente dependiente, de un
"estado de salud"; la discapacidad, expresado literalmente,
será una «deficiencia en el orden de la salud, que
afectan a un individuo en su desenvolvimiento y vida
diaria»: por lo que la funcionalidad viene a constituirse
como una capacidad orgánica del individuo, un atributo
derivado de la posesión de una norma orgánica de
funcionamiento, la salud. ¿Qué se entiende por
salud? ¿Será ese ideal normativo que, según
Canguilhem, constituye más bien lo excepcional en el
discurrir concreto de toda existencia humana?
"Limitación", "restricción" y "deficiencia"
persisten en la CIF como determinaciones de la discapacidad. De
tal modo que la funcionalidad sigue anclada en la
consideración de la presunta normalidad orgánica
(ilimitada, no restringida y eficiente) característica de
un cuerpo sano. La reformulación conceptual no ha
trastocado, sino quizá más bien reforzado, los
presupuestos normativos de la ciencia médica. El contexto
físico y social en el que se pone en juego esa
funcionalidad se nos ofrece como un espacio neutro e inocuo que
en nada contribuye, por su naturaleza y constitución, a
las limitaciones, restricciones y deficiencias que la
discapacidad entraña.

Lo cierto, sin embargo, es que tanto nuestras
capacidades como nuestra funcionalidad están tan
determinadas por nuestra constitución orgánica como
por los requerimientos de ese contexto. Como se comentaba en una
nota a pie más arriba, la dis-capacidad auditiva en un
contexto de relaciones sociales protagonizado por personas que
oyen, se transforma en una capacidad laboral en un contexto en el
que el proceso de trabajo implica un grado de ruido intolerable
para un oído "sano". En un sentido más amplio, la
propia salud, como estado orgánico, está altamente
condicionada por nuestro contexto socio-cultural y físico
de convivencia: numerosas "patologías" médicas son
producidas por las actividades que ese entorno nos demanda
(dolores de espalda y problemas de la vista por el uso continuado
de las pantallas de ordenador; el estrés congénito
de determinadas categorías profesionales; por no hablar de
oficios tradicionales como el de la minería). Nuestros
procesos de salud/ enfermedad, como han mostrado, tanto la
sociología de la salud como la antropología de la
salud, están ligados a las condiciones particulares de
existencia.

Y todavía, dando un paso más allá,
puesto que esos condicionantes socioculturales y
económicos que delimitan la norma de salud que regula una
sociedad evolucionan a lo largo del tiempo, son un producto
histórico, hemos de cuestionar que la "salud" sea un hecho
universal de carácter intemporal.

De este modo, esa funcionalidad diversa sigue anclada en
la concepción bio-política de la capacidad, de las
capacidades humanas como universales orgánicos de un
estándar ficticio de normalidad-salud. Y con ello, no
rompe con el nexo moral que articula los sentidos primario y
secundario de dicha normalización de las capacidades. Lo
funcionalmente diverso no será reconocido en un plano no
jerarquizado (como una funcionalidad diversa, sí, pero
inevitablemente "inferior") en tanto no se cuestionen los
presupuestos médicos que implican como capacidad, humana,
una determinada norma orgánica indicativa de un estado
óptimo de salud. Será inevitable que en el plano
cotidiano la diversidad funcional, derivadas las
responsabilidades morales activas a instancias que lo que
producen, a través de sus prácticas y sus
discursos, son tecnologías de control y disciplinamiento
de los cuerpos, sea asumida en el plano normativo vigente: como
patología, anormalidad y enfermedad. Porque en
última instancia, el foco de atención primario, la
predeterminación fundamental, será el cuerpo
individual que no se ajusta a dicha norma; norma que, entendida y
asumida como universal, no es más que una
construcción política e
histórica.

Ese presupuesto político, que la teoría
feminista ha logrado desvestir de su presunta neutralidad de
género, evidenciando su condición masculina y
patriarcal, ahora debe ser desvestido de sus presupuestos
orgánicos, fisiológicos. Sin esa operación
previa, las reclamaciones de la diversidad funcional
chocarán con las enormes fuerzas constrictivas de la que
podemos catalogar como "eficiencia bio-política", cuya
potencia no reside en los discursos y prácticas
institucionales, sino en su perfecta sincronización con
los substratos ideacionales inscritos en la generalidad de las
mentes de las poblaciones sobre las que actúan.

El debate previo implica el cuestionamiento de la
hegemonía médica en la categorización de los
estados "normales" de nuestra existencia cotidiana; el debate
previo pasa por cuestionar la lógica dicotómica,
pretendidamente universal, salud/ enfermedad, o lo que es lo
mismo, por cuestionar la vigencia de la norma que estipula el
estado orgánico adecuado del ser humano. No se trata de
afirmar que "funcionamos" de manera distinta, pues esa
distinción presupone asumir un cierto concepto normativo
de funcionalidad; se trata de afirmar que la funcionalidad (la
capacidad; la condición social, histórica y
cultural del sentido de capacidad) debe ser repensada. Se trata
de asumir que nuestras preferencias estéticas, lejos de
ser aspectos secundarios de un orden relativamente "selecto" de
nuestra existencia colectiva, implican profundos juicios y
prejuicios éticos (y en consecuencia, en el tema que nos
ocupa, políticos).

Y, en definitiva, se trata de sentarse a pensar
qué entendemos por "ser humano"; entendiendo que en
nuestro ideario, más allá de las profundas
reflexiones epistemológicas, somos prisioneros de ciertos
presupuestos organicistas (no en el sentido de un esquema de
pensamiento analógico, sino en el de una asunción
inconsciente de un cierto estado del organismo que lo
caracteriza, pensado como universalmente a histórico
—sano, bello y funcional—, cuando realmente dicho
organismo, en cuanto substrato de nuestra condición
humana, es un producto histórico de las lógicas de
disciplinamiento, regulación y control de los
cuerpos).

CAPÍTULO IV:

Las mujeres con
discapacidad y sus múltiples desigualdades; un colectivo
todavía invisibilidad en los Estados latinoamericanos y en
las agencias de cooperación internacional

  • Las desigualdades de las mujeres con
    Discapacidad:

Respecto a las desigualdades de las mujeres con
discapacidad, Gonzales (2010) refiere:

El género y la discapacidad interactúan
colocando a las mujeres con diversidad funcional en una
posición desigual respecto a los hombres y a las personas
sin discapacidad. Por lo tanto sufren un mayor índice de
marginación y exclusión social que desemboca en una
violación de los derechos humanos más
básicos (p. 2742)

Existe un gran porcentaje de mujeres con alguna
discapacidad en todo el mundo como podría decirse el
término mujer con discapacidad o discapacitada es muy
amplio, e incluye mujeres que tienen un deterioro físico,
sensorial y/o intelectual (incluyendo la diabetes, problemas
cardiacos, cáncer de mama, etc.) que hace limitar sus
actividades cotidianas (valerse por sí misma, caminar,
ver, oír, hablar, aprender, trabajar, realizar tareas
manuales, participar en eventos y actividades comunitarias). Esto
también conlleva a un aislamiento social, baja autoestima,
dependencia económica y emocional; como también
posibilidad de sufrir todo tipo de violencia de
género.

Las mujeres con discapacidad para Harris y Wideman
(1998): "aunque están sometidas a las leyes del
patriarcado, son excluidas de sus representaciones y orden
simbólico. Su explicación sugiere que la
posición de las mujeres con diversidad funcional en la
matriz sexo-género es de absoluta negación"(p.
2743)

Las mujeres con discapacidades, según su
análisis, se enfrentan a una doble invisibilidad, ya que
no encajan con el estereotipo del "cuerpo perfecto" ni el del rol
femenino tradicional de la maternidad. Esta doble
invisibilización se conoce como "Teoría de la Doble
Discriminación", una teoría de carácter
sociológico que pretende dar explicación de lo que
implica la combinación de las variables diversidad
funcional + género.

Michelle y Adrianne (1998): "la causa de la
situación de exclusión social de la mujer con
discapacidad se debe buscar en ciertos valores masculinos
dominantes en las sociedades capitalistas" (p. 2743)

Considerando que es un sistema de valores donde los
hombres aspiran a los roles tradicionales de masculinidad; la
mujer discapacitada, por lo contrario, no tiene tal opción
y se la considera económicamente improductiva en su rol
doméstico (reproducción y tareas del
hogar).

Más allá de la teoría de la doble
discriminación hay una segunda denominación, la
Teoría de la Discriminación Múltiple ya que
muchas mujeres con diversidad funcional padecen más de dos
discriminaciones ya que también son: de otras etnias y
culturas, con otras orientaciones sexuales, pobres, mayores, etc.
Como nos hace referencia la lectura de "marañas". De esta
manera queda más explícita la diversidad de mujeres
con discapacidad.

La diferencia entre la diversidad entre hombre y mujeres
es que los hombres gozan de mayor privilegios que las mujeres ya
que históricamente el hombre es independiente y productor
de ingresos y no importa mucho ser agraciado físicamente,
así que el hombre discapacitado contará con su
familia para buscar un trabajo y buscara una mujer que le ayude
con las tareas en las cuales tiene dificultad así
también no se le encargara el cuidado de otra
persona.

Haciendo referencia a las mujeres con lesión
físicas que están en sillas de ruedas, son
víctimas de críticas e indiferencias ante la
primera impresión que piensas como van en silla de ruedas
y no pueden levantarse, tampoco pueden trabajar, viajar,
enamorarse, reírse, ser expertos en cualquier cosa o
embarazarse; esto también indica un factor que incrementa
el riesgo a ser víctima de violencia y abuso sexual, pues
las mujeres con discapacidad tienen más probabilidades de
sufrir acoso sexual que las mujeres sin discapacidad (3 veces
más). Algunas veces el agresor intenta convencer a la
mujer con discapacidad de que le está haciendo un favor
puesto que ningún hombre mantendrá relaciones
sexuales con ella; otro de los factor clave que favorece la
agresión es la vulnerabilidad de las mujeres con
discapacidad ya que por sus características
físicas, sensoriales o mentales son objetos fáciles
que opondrán escasa o nula respuesta de
defensa.

También las mujeres con discapacidad no tienen
posición en la política en cambio los hombres si
pueden como nuestro congresista que tenemos.

Así también el poder que tiene el
médico en la toma de decisiones de una mujer discapacitada
es importantes ya que las jerarquías que operan en
medicina son dominadas por hombres no discapacitados,
convirtiéndose éstas en pacientes sumisas y
vulnerables, Además el mundo médico niega el
derecho de las mujeres con discapacidad a la concepción y
cuando no, se las somete a controles ginecológicos
forzosos para controlar su maternidad.

  • Mujeres, Discapacidad e
    Interseccionalidad:

Cuando observamos la interseccionalidad con respecto a
la discapacidad y otras desigualdades estructurales como pueden
ser el sexo, el género, la raza, la clase social, la
orientación sexual o la edad, el resultado puede tener
implicaciones importantes en las identidades personales y ser
significativos en las experiencias de las personas con
discapacidad. Como afirma Tom Shakespeare:

«Elementos como clase, género, raza y
sexualidad introducen diferencias a considerar. Por ejemplo,
habrá diferencias, debidas a la edad de aparición,
entre personas con deficiencias congénitas, personas con
deficiencias adquiridas y personas con deficiencias debidas al
envejecimiento.

Las mujeres con discapacidad y con algún otro
color de piel como negras o de otras minorías
étnicas son víctimas de racismo, sexismo así
también como dificultad para obtener un trabajo digno. Y
aunque algunas mujeres notaban que en algunos momentos y en
determinados lugares la raza, la discapacidad o el género
determinaban su experiencia, esto ocurre cuando hay una sola, o
en un grupo de mujeres.

Respecto a discapacidad e interseccionalidad Vernon
(1996) "Basándose en su experiencia personal como mujer
con discapacidad y negra relata que en materia de empleo ha
padecido la discriminación por la discapacidad, el racismo
y el sexismo" (p. 2750)

Ya que cuando trabajó en una organización
benéfica para personas discapacitadas sufrió el
racismo de su supervisora blanca y cuando trabajo en una
organización negra encargada de promover las relaciones
raciales descubrió que su discapacidad la separaba de los
demás compañeros negros, así esta autora
manifiesta que hasta que las personas negras que luchan contra el
racismo, las mujeres que luchan contra el sexismo y las personas
discapacitadas que luchan contra la segregación a causa de
las discapacidades no se percatan plenamente de sus propios
prejuicios contra otros grupos minoritarios oprimidos,
estarán haciendo oídos sordos a una parte
significativa de las experiencias de hombres y mujeres de raza
negra y con discapacidades y no conseguirán dar muchos
pasos en pro de sus propias causas porque en la medida en que
estemos divididos/as y luchemos sólo en beneficio de
nuestros intereses exclusivos seguiremos estando
oprimidos.

Es obvio que la interseccionalidad de género y
discapacidad genera tanto formas exclusivas de resistencia y
organización, como un riesgo a determinadas
discriminaciones. De hecho la vulnerabilidad de las mujeres con
discapacidad a la violencia de género es un área
interseccional de gran interés, por todos, que sin embargo
no tomamos conciencia y dejamos pasar.

Por lo tanto, podemos concluir este apartado afirmando
que es necesario contextualizar la posición
económica, política y social de las mujeres con
diversidad funcional dentro de la cultura de la discapacidad en
un intento de romper su imposición de categorías
monolíticas. Al mismo tiempo, tratar los procesos de
discapacitación y de discriminación sexista de las
mujeres con discapacidad desde y para las mismas
mujeres.

Las personas con discapacidad en Latinoamérica
han sido durante mucho tiempo, ocultadas y dejadas de lado,
así como es evidente que el estado no ha hecho nada al
respecto y no ha jugado su papel de intermediario de derechos ya
que la mayoría de los proveedores de servicios de
atención y rehabilitación son privados.

Hay que destacar también que en la mayoría
de las sociedades latinoamericanas todavía está
instalado el modelo médico sin indicios de que se produzca
la transición al modelo social de la discapacidad
predominando un tinte de excesivo asistencialismo. Un ejemplo es
que desde 1984 se instituyó en muchos países el
«Día de Solidaridad con el Limitado» durante
el último viernes de abril de cada año. Por otro
lado, las asociaciones de personas con diversidad funcional son
escasas y los movimientos que abogan por los derechos de las
personas con discapacidad brillan por su ausencia. La falta de
estadísticas y registros sobre discapacidad en
Latinoamérica constituye uno de los grandes
obstáculos que impiden visibilizar la magnitud del
problema. Se estima que las personas con discapacidad
representan, al menos, el 10% del total de la población
mundial, lo que significa, según la población
actual del planeta, unos 613 millones de personas.

Las personas con discapacidad viven mayoritariamente en
zonas pobres o poco desarrolladas, por lo que la mayoría
no tiene acceso a servicios de rehabilitación, ni
educativos, ni mucho menos a servicios de carácter
personal, como asistencia personal o servicios de
provisión de ayudas técnicas
individuales.

La violencia, la contaminación ambiental, la
falta de seguridad en el trabajo, los partos en condiciones
inseguras y la escasez de servicios sanitarios, están
entre las causas que alimentan este círculo de la
discapacidad.

En Latinoamérica «probablemente más
de un cuarto de la población total se encuentra afectada
directa o indirectamente por situaciones de discapacidad»
(OPS/ OMS, 2002), lo que significa al menos 50 millones de
personas, de las cuales, cerca del 82% vive bajo el umbral de la
pobreza que afecta no sólo a la persona sino a la familia
(Banco Mundial, 2004).

En cuanto al marco político, si analizamos varios
planes/leyes en Latinoamérica sobre promoción de
igualdad de género y/o la prevención de la
violencia contra la mujer, estas legislaciones no contemplan las
necesidades específicas de las mujeres con discapacidad.
Por otro lado, el marco legislativo tanto nacional para la
promoción de los derechos de las personas con
discapacidad, además de no ser eficaz por todas las
limitaciones que existen en la aplicación del mismo,
INVISIBILIZA por completo a las mujeres con diversidad
funcional.

Sin embargo son escasas las agencias que visibilizan los
derechos de las mujeres y niñas con discapacidad en sus
planes estratégicos y en los programas implementados en la
región. Por ejemplo el plan estratégico de UNIFEM
(2008-2011) no menciona a las mujeres con discapacidad en su
documento y aunque trabaja con otras minorías excluidas en
la región, tales como mujeres indígenas y
afrodescendientes, no cuenta con ningún programa enfocado
a la promoción de los derechos de este
colectivo.

En materia de convenciones y protocoles internacionales
de Naciones Unidas, hay que destacar la Convención
Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad,
aprobada el 13 de diciembre de 2006, concebida como un
instrumento de derechos humanos con una dimensión
explícita de desarrollo social. En ella se adopta una
amplia clasificación de las personas con discapacidad y se
reafirma que todas las personas con todos los tipos de
discapacidad deben poder gozar de todos los derechos humanos y
libertades fundamentales. La Convención adopta un doble
enfoque a la hora de proteger la situación de las mujeres
y niñas con discapacidad. Por un lado, les dedica un
artículo específico –para dar visibilidad-, y
por otro, adopta una perspectiva de transversalidad a lo largo de
toda la Convención. En lo que respecta a las mujeres, se
establece una protección específica, a
través de la cual se reconoce que las mujeres y las
niñas con discapacidad están sujetas a
múltiples formas de discriminación y que, a ese
respecto, se deben adoptar medidas para asegurar que puedan
disfrutar plenamente y en condiciones de igualdad de todos los
derechos humanos y libertades fundamentales (Art. 6).

Está convención, que entró en vigor
el 3 de mayo de 2008, está ratificada por todos los
países de Latinoamérica a excepción de
Colombia. Sin embargo no se han registrado todavía
informes de Estado sobre la situación de las personas con
discapacidad presentados al Comité sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidad, ya que las ratificaciones de los
países en Latinoamérica son muy recientes y hasta
los dos años siguientes de la ratificación los
Estados parte no comienzan a elaborar sus informes.

CAPÍTULO V:

Bioética,
políticas públicas, derechos humanos y el
reconocimiento legal

La bioética, el reconocimiento moral
o intrínseco:

La bioética consiste en el diálogo
interdisciplinar entre vida (bios) y valores morales (ethos), y
lo hace desde la metodología del diálogo y desde el
debate interdisciplinar, donde es clave la argumentación
racional. La Bioética trata de hacer juicios de valor
sobre los hechos biológicos, en el sentido más
amplio del término, y obrar en consecuencia. Los
activistas de la diversidad funcional han puesto sus miras en la
bioética para buscar modelos teóricos basados en
fundamentos racionales y claros que pudieran facilitar respuestas
a los retos bioéticos relacionados con la diversidad
funcional. La incorporación al debate de la disciplina por
parte de activistas que son personas con diversidad funcional,
como Soledad Aranau y Javier Romañach, a revolucionando el
pensamiento y la forma de ver la bioética y ha supuesto
incluir por primera vez la visión desde la diversidad
funcional, una visión diferente, ya que como apunta
Soledad Arnau "el discurso oficial de la bioética
discrimina y margina cada vez que "utiliza" pensamientos sociales
estereotipados y segregadores (enfoques negativos que se elaboran
en torno a la realidad del hecho de la diversidad funcional) para
"justificar" que debemos procurar en la medida en que las
biotecnologías permitan que la diversidad funcional, mejor
dicho en estos momentos, la "discapacidad" desaparezca o no
aparezca.

Como explican Guibet-Lafaye y Romañach
(2010):
"El modelo de la diversidad demanda una nueva
aproximación bioética que incluya la voz de las
personas con diversidad funcional teniendo en cuenta su realidad
y su experiencia de vida" (p. 52)

El objetivo de este modelo es garantizar que la
comunidad bioética comprenda que las personas con
diversidad funcional no son seres humanos que sufren por ser
diferentes, sino por ser sistemáticamente discriminados e
ignorados en razón de su diferencia y por el hecho de que
sus vidas han sido, y todavía son, sistemáticamente
minusvaloradas.

Algunos activistas de la diversidad funcional, piensan
que el punto de partida está en el reconocimiento de la
diversidad funcional como primera premisa para construir y
reclamar la igualdad de oportunidades, ya que una sociedad que no
reconoce la diversidad funcional o cualquier otro tipo de
diversidad como un valor inherente que enriquece la propia
sociedad, no es una sociedad donde se puede construir la
Divertad. Es por ello que adquiere una gran relevancia la
cuestión del "aborto eugenésico".
Independientemente de la postura que se tenga ante el aborto en
general –que no vamos a entrar a valorar aquí–
la vida debe tener el mismo valor desde su concepción, y
no puede haber plazos distintos para abortar dependiendo de si el
feto presenta o no una diversidad funcional, pues si desde la
concepción damos un diferente valor al feto estamos
discriminando y diferenciando desde el principio a las futuras
personas con diversidad funcional. Así lo ha manifestado
también el informe del relator de la ONU, pidiendo que la
Ley no haga distinción y por tanto exista un solo plazo
para abortar.

El reconocimiento de la diversidad funcional por parte
de la bioética, no sólo se hace necesario para las
personas con diversidad funcional o para aquellas personas
mayores que han perdido su autonomía física, es un
auto-reconocimiento de uno mismo y de la propia vida y sus
circunstancias, ya que el objetivo de la inmensa mayoría
de la humanidad (incluidos los filósofos y estudiosos de
la bioética) es vivir el mayor tiempo posible y por tanto
llegar a ser mayores. Y será en ese estadio de la vida
cuando necesitemos apoyos y reconocimiento para seguir llevando
una vida digna en igualdad de oportunidades. Luego si desde que
nacemos y durante los primeros años de vida necesitamos
apoyos para crecer y desarrollarnos y el objetivo de la gran
mayoría de la sociedad es ser una persona muy mayor y
llegar a viejo, no se entiende como no se pone más
empeño por parte de todos en asumir como suyos estos
postulados, es decir el modelo de la diversidad.

  • Las políticas públicas, el
    reconocimiento social:

Teniendo claro el valor de la diversidad funcional y el
marco legal adecuado para aplicar el modelo de la diversidad, es
turno de trabajar en el reconocimiento social y ésa es
tarea que deben llevar a cabo las políticas
públicas a través de la educación y los
servicios sociales. Si queremos un cambio de mentalidad, este
debe empezar desde la escuela, para que los niños y
niñas del mañana vivan y acepten la diferencia con
naturalidad.

Debemos plantearnos qué tipo de personas estamos
formando y cuáles son los valores que queremos
transmitirles, parece lógico fomentar la
socialización, la convivencia, la tolerancia y el
conocimiento de la realidad de todos los niños y
niñas.

Hay que apostar claramente por esta prestación en
función de las necesidades de cada persona y no de forma
generalizada a través de una ayuda paupérrima e
insuficiente como ocurre ahora, la prestación debe ir
dirigida tanto para todas las personas con diversidad funcional
independientemente de la edad que tengan, como para las personas
mayores, para optar a una verdadera inclusión en su
comunidad y por consiguiente en la sociedad. Al mismo tiempo debe
desarrollarse un sistema sobre los productos de apoyo en
función de la necesidad de cada persona, para que
éstos puedan llegar a todas las personas que lo necesiten,
la inversión en productos de apoyo reduce el coste humano
y por tanto se necesita menos gente para que esa persona realice
las tareas de la vida diaria, eso implica un ahorro a medio y
largo plazo.

Es evidente que todo esto tiene un coste y que se hace
necesaria una redistribución justa de la riqueza para que
los servicios sociales puedan equipararse al resto de las
políticas sociales. Hay coincidencia al reconocer
cuáles son los pilares del estado de bienestar, sanidad,
educación, pensiones y servicios sociales. De los cuatro,
los tres primeros tienen hasta ahora una financiación
garantizada por el Estado y las Comunidades Autónomas a
través de la redistribución de los recursos
económicos, que se recaudan a través de los
impuestos directos e indirecto, y no se cuestiona, siendo vista
de forma positiva por la mayoría de los ciudadanos, es lo
que llamamos redistribución de la riqueza. Pero la
última, la que atañe a las personas con diversidad
funcional y a las personas mayores, no tiene una
financiación directa en la que todos contribuyan como
vimos anteriormente en el apartado número tres, esto
significa que los recursos están sujetos a los
presupuestos generales de las administraciones públicas,
lo que le convierte en graciable.

Además es vista por buena parte de la
ciudadanía como un coste elevadísimo y en ocasiones
un gasto innecesario, ya que mientras los tres primeros pilares
del estado de bienestar la sociedad los reconoce como
básicos y necesarios, los servicios sociales se perciben
caritativos o graciables.

  • Los derechos humanos, el reconocimiento
    legal:

Como hemos visto, la parte legal que disponemos en la
legislación española e internacional es la
Convención de la ONU sobre los derechos de las personas
con discapacidad (diversidad funcional), es en este texto en el
que deben basarse los legisladores a la hora de introducir
cualquier ley o decreto dirigido a las personas con diversidad
funcional. De hecho no sería necesario ninguna ley
especificada, basta con desarrollar la Convención en todos
sus puntos y aplicarla a la legislación española,
reformando las leyes ya existentes para adecuarlas a la
Convención (obsérvese que el primer punto de los
principios de la Convención se refiere a "El respeto de la
dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la
libertad de tomar las propias decisiones, y la independencia de
las personas", principio que coincide con los postulados de
Divertad). Tarea ardua esta, pero no imposible.

Conclusiones

  • 1. ¿Discapacidad?; simplemente llamarlas
    diversas funcionalmente, son marginadas actualmente e
    invisibilisadas para muchos, son excluidas, mucho más
    si son negras, si son homosexuales, si tienen otra
    religión y tantas otras cosas que simplemente lo
    utilizan como excusa para que no lleguen a una
    posición igual a lo de los hombres., por lo tanto,
    concluimos afirmando que es necesario contextualizar la
    posición económica, política y social de
    las mujeres con diversidad funcional dentro de la cultura de
    la discapacidad en un intento de romper la imposición
    monolítica, y así al mismo tiempo tratar los
    procesos de discriminación sexista de las mujeres con
    discapacidad y para ellas mismas.

  • 2.  La situación de discapacidad es una
    situación que afecta de manera determinante la
    totalidad de las dimensiones humanas de la persona, de esta
    manera, además de la dimensión corporal, se ven
    afectadas las esferas intelectual, emocional y existencial,
    las cuales constituyen la totalidad del universo
    psíquico del individuo.

  • 3. Cuando la discapacidad es percibida como un
    elemento potencializado, esta se vivencia desde perspectivas
    de crecimiento personal lo cual facilita el emprendimiento de
    nuevos proyectos de vida y desarrollar las capacidades
    individuales. Así mismo, cuando la
    interpretación de la situación de discapacidad
    es negativa y limitadora, las actitudes y aptitudes
    de la persona se ven disminuidas.

  • 4. El sentirse o no discapacitado parecer ser
    una cuestión de carácter mental
    (interpretativo) y no física, en tanto que más
    que discapacidad, lo que existe es una diversidad funcional
    en la que cada ser humano se inscribe en tanto sus
    posibilidades de acción, es decir, asociándonos
    a la propuesta hecha desde la OMS, más que
    discapacidades lo que existen son diversas formas de
    experimentar las capacidades individuales, desde esta
    perspectiva, lo incapacitarte no es la dificultad de
    movilidad, sino la creencia de que esta dificultad
    existe.

  • 5. No existe una razón válida que
    afirmar que una persona en condición de discapacidad
    tiene mayores o menores posibilidades de dinamizar su vida
    autónomamente. Ello perece estar sujeto a las mismas
    reglas que lo permiten o entorpecen en la totalidad de los
    seres humanos. Sin embargo si es posible postular que la
    tarea se hace más dispendiosa para esta
    población, no tanto por las dificultades que imponen
    las limitaciones biológicas, sino por el sistema de
    creencias y los paradigmas construidos en torna a la
    condición de discapacidad, las inquietudes personales
    y las narrativas usadas tanto por la misma persona como por
    los otros seres humanos que hacen parte de su entorno
    inmediato y mediato y que facilitan o no la labor de hacer
    frente a las circunstancias adversas que la vida
    propone.

  • 6. La Bioética, políticas
    públicas, los derechos humanos y el reconocimiento
    legal son para todas las personas sean mujeres, hombre,
    homosexuales, lesbianas, pan sexuales, etc.; pues somos
    humanos y tenemos por ello derechos, las mujeres con
    diversidad funcional tienen los mismos derechos y
    deberían tener más oportunidades puesto que son
    mejores que las personas "normales" en algunos ambientes, sin
    tener en cuenta su realidad y su experiencia de
    vida.

Anexo

POSITIVOS

NEGATIVOS

Persona con
Discapacidad

Minusválido

Persona con Diversidad
Funcional

Incapacitado

Persona con Capacidad
Diferenciada

Discapacitado/ Mocho/ Manco/
Paralítico

Ciego

Tullido

Sordo

Ñeco

Lesionado Medular

Cojo

Persona con
parálisis

Tuerto

Persona con discapacidad
Mental

Loco

Persona con Discapacidad
Físico Motora

Mudo/a –
Mudito/a

Niño/a, hombre/mujer con
Síndrome de Down

Mongólico/a

Referencias
bibliográficas

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    discapacidad y sus múltiples desigualdades; un
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    "Diversidad funcional: sobre lo normal y lo patológico
    en torno a la condición social de la
    dis-capacidad"

  • 6. Rodriguez. A. (2013). "Divertad: libertad y
    dignidad en la diversidad" ISSN 0718-5480 Vol. 7, Nº 1,
    pp. 39 58.

  • 7. Arnau., S. (2011) La Bioética de la
    diversidad funcional: Voces diferentes para una
    Cultura de Paz.

AGRADECIMIENTO

Agradecemos a la Universidad Cesar Vallejo, por habernos
abierto las puertas de este prestigioso centro del saber, cuna de
buenos profesionales. A nuestro profesor por dedicar parte
de su tiempo para ayudarnos en la elaboración de esta
monografía.

A nuestros compañeros de trabajo que nos apoyan
en cada reunión, con sus conocimientos y responsabilidad
para poder lograr terminar con éxito este
trabajo.

LOS AUTORES.-

 

Autores

Lázaro Delgado,
Lesly

León Pretel, Katty

Portal Abanto , Cecilia

Zamora Muñoz,
Néstor

Asesor

Lenin, Cárdenas Angulo

Monografias.com

FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE
PSICOLOGÍA

Trujillo – Perú

2014

Partes: 1, 2
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